miércoles, 28 de diciembre de 2011

Adolescentes y redes sociales


El neurocientífico Gary Small, de la Universidad de Los Ángeles y autor del libro "El Cerebro Digital", afirma que la generación actual entabla contactos de otra forma. Son las redes sociales como Facebook, Tuenti y Twitter  la nueva manera de entablar contacto. 

Según este investigador, por el uso de las nuevas tecnologías los adolescentes son más impacientes y sustituyen la profundidad por la amplitud. Reflexionan menos y reaccionan de inmediato. Su mente va de un lado a otro. Y es que Internet no sólo ha cambiado la forma en la que trabajamos, nos comunicamos y nos divertimos, sino también el funcionamiento del cerebro.

Mediante pruebas de resonancia magnética, Small ha constatado que, navegando por Internet se refuerzan los circuitos cerebrales, específicamente los que controlan las habilidades tecnológicas, pero no los que están relacionados con habilidades sociales. Y eso es preocupante para el adolescente, ya que su cerebro aún no está desarrollado del todo, algo que transcurre entre los 23 y 25 años.

La inmadurez psicológica y fisiológica del adolescente se hace notoria al enfrentarse a los problemas que plantea la comunicación on line. Ahora sabemos que el cerebro adolescente no capta bien los riesgos y tiende a hacer elecciones inapropiadas frente a situaciones potencialmente peligrosas, debido en parte a que no ha terminado el desarrollo neuro-químico.

Esta condición da lugar en los jóvenes a lo que ha dado en llamar una especie de “ansiedad por el riesgo”, conducta que se hace evidente cuando entran en contacto con Internet y aumenta la posibilidad de que busquen riesgos y se expongan a situaciones comprometidas.

Otro concepto surgido es el de "riesgo atenuado" referido a la inhabilidad del adolescente para usar el pensamiento crítico y tomar decisiones evaluando previamente los riesgos. Esta condición se refleja en la facilidad con la que los jóvenes pueden ofrecer información personal a través de Internet o vincularse con personas que sólo conocen a través de ese medio.

Se suma, también, la dificultad para la “generalización” de experiencias. De aquí que a esa edad se puede comprender intelectualmente los peligros que traen consigo las redes sociales, pero resulta que en la práctica cuando chatean no aplican lo que aparentemente saben de los problemas en que se pueden ver envueltos.
 
Finalmente, añadir que el cerebro adolescente está expuesto a un exceso de estímulos que pueden conducir a un riesgo de adicción. Según algunos estudios, la adicción a Internet se da en un 3% de los jóvenes entre los 14 y 18 años. El perfil del joven enganchado es el mismo del que abusa de drogas o alcohol y se caracteriza por: impulsividad, búsqueda continua de la novedad, baja autoestima y pocas habilidades sociales

El problema añadido es que la adicción es «silenciosa» y se percibe principalmente en el hogar. Son, sobre todo, los videojuegos y los juegos de rol los más seductores. Si el joven se dedica a ello a deshoras –de noche y de madrugada, ¡hay que estar alerta!

Para que los padres estén preparados para ayudar a los adolescentes a regular ciertas conductas peligrosas se hace necesario que aquellos conozcan la tecnología moderna de la información. Es la única manera de poder plantearse las cuestiones más importantes y evaluar las actividades de sus hijos en la red.

En la web los adolescentes pueden ser víctimas de acoso en las redes sociales. Por ejemplo, con las tecnologías de video foto (My Spaces, Google Video; etc.) o juegos on line (Gunz, Runescape). Estas experiencias pueden incluir el envío de fotos sexuales provocativas, videos, conversaciones sexuales vía chat, correos electrónicos y otras formas de enviar mensajes. Algunos consejos dirigidos a los padres sobre el uso responsable de estas redes sociales son:

1.      Conocer como funcionan estas redes. No podemos controlar aquello que no sabemos como funciona.
2.      Conversar con nuestro hijo sobre lo que hace o habla en las comunidades mediante un diálogo distendido desde la curiosidad que facilite la comunicación entre ambos.
3.      Comentar sobre lo fácil que es adoptar una identidad falsa y que aprenda a desconfiar de los supuestos “amigos” que no conoce.
4.      Es más seguro que su hijo otorgue unos permisos para compartir sólo con sus amigos conocidos (los del instituto, del barrio, etc).
5.      Protejer la información personal de sus hijos (donde vive, su nombre y apellido, conformación familiar, colegio al que asiste, etc.). Para ello es preciso que le muestre su perfil.
6.      Aconséjar que nunca aporte información personal.
7.      Mantener una buena comunicación y tener en cuenta que puede acceder a la comunidad  desde cualquier ordenador conectado a Internet ( a veces si se lo prohibimos lo hacen desde la casa de amigos, cíberaula, cibercafé, etc.) 

Aránzazu Ibáñez

      Fuentes:

  • Psychologies Magazine, N° 81
  • Internet y Adolescencia: inmadurez cerebral http://www.sexualidadsana.com.pe/principal/content/view/956/33/
  • Aula 2, Centro de Orientación Educativa, http://www.aula2.com/blog/?p=29

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